Historia de la diócesis de San Felipe de Aconcagua

El tercer obispo de Santiago el franciscano fray Diego de Medellín, fue el primero en mencionar Aconcagua en una carta dirigida al Rey el 18 de febrero de 1585. Dando cuenta de la vida de la diócesis, en esta misiva consigna el nombre del sacerdote que tenía la atención espiritual de toda la provincia “Pantaleón Correa, clérigo presbítero sirve la doctrina de Aconcagua, Curimón y Putaendo; el salario que tiene es de 400 pesos en oro y comida”1, se desprende además que Aconcagua no tuvo sacerdote especial para su atención, sino después del 15 de abril de 1580. Se sabe que Correa permaneció en el Valle hasta 1588, en agosto de ese mismo año ya se encontraba en Perú.2

Unos años más tarde, en 1603, se establece en la zona la Orden de los Agustinos, quienes se ubicaron gracias al Capitán Francisco Sáez de Mena, quien poseía grandes extensiones de tierra y se cuenta que eran las más fértiles de la región, entre Catemu y Curimón. Algunas de las cuales asignó al convento de los agustinos de Santiago. Gracias a estos terrenos, la Orden fundó su séptimo convento en Chile. Según el relato del jesuita Miguel de Olivares, este convento solo se mantuvo hasta 1625:

Aconcagua en una eminencia que llaman el cerrillo de Santo Tomé, por la antigua tradición de que desde el predicaban a los indios el santo apóstol. Duró poco este convento, porque el Vicario Provincial que vino de Perú lo destruyó, o por no tener fondos con qué subsistir, y por el motivo político de que no se ausentasen tanto en Chile las casas religiosas, que bastasen a formar nuevas provincias de las del Perú.3

Un aporte importante lo dejó el cuadro trazado por el obispo Gaspar de Villarroel el 21 de noviembre de 1646, este fraile agustino natural de Ecuador y por esos años séptimo obispo de Santiago, levanta un informe detallado sobre las doctrinas y curatos. Veinte años después, el obispo Umanzoro el 14 de julio de 1662, da cuenta de las dimensiones de Aconcagua y las distancias de sus poblados:

La doctrina de Aconcagua tiene de contorno 24 leguas y comprende los pueblos de Aconcagua y Putaendo, río en medio, hay distancia del uno al otro 5 leguas, y en él muchas estancias de ésta, y de la otra parte del río distantes unas de otras a 4, a 6, a 8 y a 10 leguas pobladas de indios y negros obrajes.4

Fue fundado hacia 1687 el primer convento mercedario en la localidad. Según Julio Figueroa en su “Historia de San Felipe” nos dice que:

los mercedarios no han sido muy afortunados para construir su templo que a la fecha de 1902 se les ha venido al suelo 4 veces, sin que en el espacio de más de 200 años hayan podido terminar una mediana iglesia, tal vez no por falta de diligencia de los padres, sino porque talvez el celo religioso de los fieles de Aconcagua va decayendo de una manera notable a medida que la civilización se abre paso; a tal extremo que hoy nadie deja por testamento o donación ni siquiera una miserable cuadra de tierra para regalía de los frailes.5

Colección: Biblioteca Nacional de Chile, MC0003147, BN: 1073144, 1650

Catedral de San Felipe (Chile), 1910, Colección: Museo Histórico Nacional, MC00141951 (7)

San Felipe fue fundada por el gobernador José Antonio Manso de Velasco el 3 de agosto de 1740, con el nombre de villa de San Felipe del Real. El acto no constituyó un hecho aislado, sino que se enmarcó en las reformas administrativas de América colonial introducidas por la casa de Borbón, a comienzos del siglo XVIII. Dichas reformas pretendían hacer más eficiente la administración colonial e incrementar los recursos obtenidos por la vía tributaria. En el aspecto territorial, los funcionarios borbónicos estimaban que la población de las Indias vivía demasiado dispersa, lo que dificultaba el control de sus actividades productivas y estimulaba los arreglos informales entre vecinos y burócratas locales que devenían en evasión de impuestos y abusos. El remedio propuesto fue estimular la vida urbana, ya que en ese medio la presencia del Estado es más efectiva; y como incentivo, la corona ofrecía a quien quisiera convertirse en vecino de una villa una serie de derechos políticos y privilegios que permitían al individuo ascender en la escala social.6

La riqueza del valle del Aconcagua siguió nutriendo la fortaleza de su gente y la vida en comunidad que era cotidiana, fue marcando una impronta digna de ser reconocida. Así, se construyeron capillas, parroquias y santuarios, muchos de los cuales han llegado a nuestros días. Uno de los grandes reconocimientos de la zona fue la creación de su obispado como fiel reflejo de una comunidad creyente y devota.

Será el 18 de octubre de 1925, mediante la Bula Apostólica “Apostolici Muneris Ratio” de S.S. Pío XI cuando se erige la Diócesis de San Felipe de Aconcagua, cuyo titular es San Felipe Apóstol, designando como Primer Obispo a Mons. Melquisedec del Canto y Terán. Además de las Diócesis de Valparaíso, Rancagua y Talca.

 

Notas_____________________________________________

1 Elias Lizana, Colección de Documentos Históricos recopilados del Archivo del Arzobispado de Santiago, T. I, imprenta San José, Santiago, 1919, doc. 11, p. 26.
2 Luis Prieto, Diccionario Biográfico del Clero, Imprenta Chile, Santiago, 1922, p. 124 y 170.
3 Miguel de Olivares, Historia de Chile, Imprenta Elsevirano, Santiago, 1900, Libro IV, cap. 26, p. 290.
4 Elias Lizana, Colección de Documentos Históricos recopilados del Archivo del Arzobispado de Santiago, T. I, imprenta San José, Santiago, 1919, doc. 84, p. 205.

5 Julio Figueroa, Historia de San Felipe, Imprenta La Voz de Aconcagua, San Felipe, 1902, p. 37.
6 BIBLIOTECA NACIONAL DE CHILE. «Fundación de San Felipe», en: San Felipe y Los Andes (1740- 1910). Memoria Chilena. Disponible en http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-97780.html . Accedido en 14-08-2020.
7 Catedral de San Felipe, hacia 1910. Disponible en Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-72021.html . Accedido en 14-08-2020.